Pensamientos que no alcanzan para cuentos, parte 1: Café.

Hoy, me quemé al tomar café.

Lo sé, es mi culpa, debería haber soplado más antes de haber llevado el vaso de plástico a mi boca, pero, en mi defensa, hacía frío, mis manos templaban y creía que los 2 minutos que llevaba soplando habían sido más que suficientes.

Claramente me equivoqué.

Lo peor, no es la primera vez que me pasa.

No sé si tú te has quemado tomando café también, pero no pienses en esas quemaduras que se van después de un rato sin que te des cuenta, sino en esas que llegan hasta la garganta, probablemente hasta sientas una sensación extraña por la parte del estómago, eso significa que te quemaste hasta ese lugar (creo que es por eso, cabe aclarar que esto es desde mi experiencia propia).

¿Pude haber escupido al café? Sí. ¿Lo hice? Claramente no, porque soy lo medianamente imbécil (¿o quizás lo suficientemente?) como para tragarme el café aun sabiendo lo que me va a ocurrir más tarde.

La molesta sensación en la punta de la lengua, la rara sensación al hablar y ...no el dolor, se podría explicar como una astilla en el estómago, pero no sé cómo se siente eso, una sensación...¿chistosa? ... ¿ácida? ...en realidad, no sé cómo explicarlo, pero, sí te ha pasado, probablemente sepas a lo que me refiero (o quizás no). El punto es que es una sensación constante y molesta, sobre todo al momento de querer comer alguna otra cosa (y tienes hambre, por lo que tampoco puedes evitarlo).

Aun así, no me arrepiento, ¿duele? Obvio, pero debo aceptar que el café esta delicioso.




Martes, 02 de mayo de 2023.

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